El invierno invitaba a pasar muchas horas dentro de casa.
Desde mi ventana, aburrido, dejando que el tiempo pasara, o mejor suplicandole que pasara más rapido observaba a la gente como si de una pelicula de Hitchcock se tratara.
Abajo había un viejo café, que nunca tuvo demasiada clientela, en el cual podia observar como la misma mujer todos los dias se sentaba sobre las diez de la mañana, el camarero sin necesidad de que se lo pidiera, le servía el mismo desayuno que un dia tras otro solía tomar. Un cafe solo.
Pero hoy estaba triste. Disimulando se secaba las lagrimas intentado que nadie la viera, agachando su cabeza, como si estuviera leyendo un periodico el cual no tenia entre sus manos.
Yo habia podido comprobar como semanas antes, le acompañaba un chico alto, entrado en edad, con pelo corto y canoso, el cual le retiraba la silla para que se sentara, siendo correspondido con una tierna sonrisa. Continuamente reian, cruzaban sus miradas y juntos se dejaban llevar por un halo de complicidad. Pero el ya no estaba y ese cafe estaba más solo que nunca.
Tengo la sensacion que en cierta medida tenemos que ser egoistas intencionadamente. Nuestra pareja no puede ocupar el cien por cien de nuestra vida, porque sino cuando se marche nos quedaremos totalmente vacios, sin nada a que agarrarnos.
Tenemos que dedicarle tiempo a nuestras aficiones, gustos e ideas. Tener nuestro espacio personal, ir construyendolo poco a poco, el cual hagamos lo que hagamos sera nuestro y siempre, siempre........estará ahí.
Desde mi ventana, aburrido, dejando que el tiempo pasara, o mejor suplicandole que pasara más rapido observaba a la gente como si de una pelicula de Hitchcock se tratara.
Abajo había un viejo café, que nunca tuvo demasiada clientela, en el cual podia observar como la misma mujer todos los dias se sentaba sobre las diez de la mañana, el camarero sin necesidad de que se lo pidiera, le servía el mismo desayuno que un dia tras otro solía tomar. Un cafe solo.
Pero hoy estaba triste. Disimulando se secaba las lagrimas intentado que nadie la viera, agachando su cabeza, como si estuviera leyendo un periodico el cual no tenia entre sus manos.
Yo habia podido comprobar como semanas antes, le acompañaba un chico alto, entrado en edad, con pelo corto y canoso, el cual le retiraba la silla para que se sentara, siendo correspondido con una tierna sonrisa. Continuamente reian, cruzaban sus miradas y juntos se dejaban llevar por un halo de complicidad. Pero el ya no estaba y ese cafe estaba más solo que nunca.
Tengo la sensacion que en cierta medida tenemos que ser egoistas intencionadamente. Nuestra pareja no puede ocupar el cien por cien de nuestra vida, porque sino cuando se marche nos quedaremos totalmente vacios, sin nada a que agarrarnos.
Tenemos que dedicarle tiempo a nuestras aficiones, gustos e ideas. Tener nuestro espacio personal, ir construyendolo poco a poco, el cual hagamos lo que hagamos sera nuestro y siempre, siempre........estará ahí.
Comentarios
Querida amiga, el único maestro es el tiempo.
Besos